martes, 24 de marzo de 2015

La guitarra del joven soldado

Mi encuentro con la guitarra no fue estrictamente decisión mía, fue mi papá quien me instigó a que tocara guitarra. 

Mi viejito trabaja en salud, es uno de los pocos dirigentes serios y buenos que existen y los que lo conocen realmente sabrán avalar mi opinión. 

Un buen día, cuando tenía aproximadamente 15 o 16 años, me motivaron a que me inscribiera en un taller de guitarra que impartían a funcionarios de un servicio de salud en Santiago (Mis padres continuamente buscaban maneras de motivarme a hacer cosas distintas y esta fue una de ellas). 

Fui sin grandes expectativas como quien va a hacer un tramite y al final sería una experiencia que marcaría mi vida hasta ahora.

Empecé de forma burda y lenta, pero fui practicando constantemente y con mucha paciencia comencé a sacar mis primeros acordes.

Debo decir que nadie auspiciaba (creo que ni siquiera mi profesor) que empezaría a interpretar prontamente canciones que considero complejas como las de Silvio Rodriguez. Fue un gran logro sacar "Ojalá", "En estos días" o "Y nada más" (esta última la interpretaría en vivo como demostración de los logros del taller). Por primera vez en mi vida sentí que un logro era totalmente mío, autenticamente de mi esfuerzo personal.

Hasta el día de hoy la guitarra me acompaña en todo momento, ya sea con una guitarra imaginaria cuando voy en el metro al trabajo o tocando canciones dedicadas a mi novia o simplemente para acompañar la fiesta con amigos. Sea como sea la guitarra es una omnipresente en mi vida, en buenos y malos momentos.

"La guitarra del joven soldado 
es la celosa amante que lo ha de seguir 
en la dicha y también en el llanto, pero siempre ayudando a vivir"
Silvio Rodriguez 







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