Cómo había mencionado en una entrada anterior, aclararé porque digo que la mala calidad de audio es una cuestión de percepción, ¿Que hace que de alguna u otra forma te termine gustando, por ejemplo, un cassette grabado de la radio de un concierto en vivo, a escuchar un cd oficial de la misma banda tocando igualmente en vivo? Pues simplemente porque una "buena" o "mala" calidad de audio no son elementos absolutamente objetivos.
Cuándo decimos "Este tema suena pésimo" o de manera un poco más técnica "Esta mal grabado" o "Lo encuentro mal ecualizado" es meramente un juicio de valor y no hablo simplemente en términos de estilo (lo de cual audio no me agrade por ser de un estilo no afín al mío), sino más bien en cuánto que una grabación de X banda nos sonará mal o bien acorde a un contexto dado.
Ejemplos de ellos tenemos por montones: No juzgaremos de igual forma un disco en vivo que uno de estudio y por supuesto tampoco valoraremos de igual forma un disco de rockabilly de los 50 a un psicobilly más contemporáneo. En definitiva lo que deseo denotar es que tal o cuál audio será valorado en función no sólo de un gusto sino también de un contexto que muchas veces nos predispone.
Averiguar más sobre el contexto en el que fue inscrito un disco, ayudará por supuesto a descifrar y degustar cada secreto que se oculta en la maraña de acordes y melodías que nos encontraremos al colocar el vinilo o el cd de elección. Es eso que nos lleva a los melomanos o a los aficionados a la música a leer sobre la historia de una banda o un disco en particular, pues cada detalle o motivo de inspiración sirve y ayuda a entender una obra musical.
Es una falacia creer que la música por ser esencialmente sonora se acotará meramente a los elementos acústicos, pues tal y cómo ocurre con la pintura, la fotografía, la literatura, etc. La música también tiene un factor multidisciplinario que a su debido entendimiento, permite ampliar nuestros horizontes de percepción.
Volviendo al tema central, lo que hace realmente entonces a un audio ser de "buena" o "mala" calidad, no depende exclusivamente de la pre o post producción del disco, sino también al concepto que se evoca detrás y al contexto en el cuál nos inscribimos tanto nosotros cómo la banda al momento de grabar el tema o disco. Para dar otro ejemplo que algo ya había mencionado, cuándo escuchaba el cassette de Radiohead en vivo grabado de la radio, lo que me motivaba a escucharlo una y otra vez no era su gran nitidez sonora (que algunos confunden con calidad de audio) o su producción cuidadosa y delicada sino todo lo contrario: Me gustaba su crudeza, las voces del público que en reiteradas ocasiones sobrepasaba la guitarra lo que daba paso a la sensación de ser parte de esa gente, la particularidad de ser grabado en la radio en un momento probablemente único en su especie. Todo eso y quizás otros detalles que se me escapan, sopesan la poca nitidez de los instrumentos, entre otros detalles cómo la voz del locutor promocionando la radio, entre otros.
Esto permite entender la música no cómo un juego matemático de perillas, sino cómo una evocación de un momento único e irrepetible que se traduce en melodías, cantos y acordes.
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