miércoles, 12 de agosto de 2015

Atrapados por el futuro, "The Eraser" y "Tomorrow Modern Boxes": Los resabios del mañana PARTE III

Revisando la segunda propuesta solista de Thom Yorke, titulada "Tomorrow Modern Boxes", podemos ver que existe un salto cualitativo entre el primer disco analizado y el segundo: Los beats son más entremezclados y menos homogéneos que en The Eraser, las voces sirven muchas veces como evocación de sonidos más que estar sujetos a una estructura lírica determinada (tal es el caso de las voces de fondo de "The Mother Lode" o las voces de "There's no ice (for my drink)". Las guitarras si es que hay son muchas veces imperceptibles, las lineas de bajo parecieran ser totalmente electrónicas, es decir, representa una propuesta mucho más radical que The Eraser en cuanto a volcarse a lo electrónico.

Es claro está, una electrónica bien avant-garde en cuanto la proyección de sonido de Tomorrow Modern Boxes permite palpar una especie de "vacío" existencial unilateral en el disco. Si The Eraser era la angustia de lo inevitable y el discurso del determinismo, TMB es más bien una propuesta que apunta a como "flotamos en el vacío" y a una especie de absurdo que permea cada situación vivida. Uno es destrucción y "lo que rebaso el vaso" y otro es nihilismo, desorientación y sobre todo insensibilidad por lo externo, lo que refleja la insensibilidad de lo interno. 

Aun así no podemos desligar ambos discos, es como si la re-interpretación de las piezas permitieran ver con mayor claridad que están más unidas de lo que parecen. Es una unidad que se ve muy ilustrativamente en las presentaciones de Atoms for Peace, donde pareciera sonar un único y constante beat, cercando todo el groove que proyecta la banda (tanto así que la compenetración entre el sónido percusivo como el melódico y el rítmico dan una forma peculiar a los temas).

Volviendo a los temas, TMB parte con una canción más "oreja" que el resto (aunque no deja de ser interesante). "A brain in a bottle" es la canción que mencionamos y es un tema perfecto para abrir (aun cuando desencaja un poco con el resto del disco). Es una partida que capta la atención del oyente con loops y ritmos sincopados y con una voz perfectamente armonizada con el resto de los arreglos, un gran tema.

Luego "Guess Again!" mucho más trip-hop que la anterior, permite entrever como va la tónica del disco, que recuerda mucho a algunas producciones de Bjork y Aphex Twin (de hecho es como una combinación de ambos). Es un tema denso y oscuro y a la vez bien rítmico, es un tema que serviría de puente para las demás.

Interference es una de mis favoritas, y esta cercano a lo hecho con Radiohead. Es un tema de sonidos envolventes y apocalípticos que reflejan muy bien la letra de la canción. Es la sensación de desaparecer de un momento a otro, o que todo se borre de un plumazo, es una excelente propuesta, bien lenta y cadenciosa.

Sería largo ver el resto del disco, pero lo que si puedo adelantar es que es un disco que hay que prestar atención. No es de fácil escucha ni tan directo como el The Eraser (más bien es todo lo contrario, requiere de tiempo y comprensión para realmente degustar este disco).

Como propuesta artística, TMB no se queda atrás a las visiones catastróficas de The Eraser. Cabe señalar como la metáfora de las cajas futuras del mañana, que bien representan tanto nuestra existencia y condición, como nuestra condena, permite intuir que tan indefenso y pequeños somos en el universo. Basta con entrever que "nuestra caja" podría ser nuestra vida o nuestra mente e incluso el tiempo. Una especie de cubo luminoso flotando en el vacío representa nuestra debilidad e ignorancia frente a lo que nos depara: Un juicio por un lado (The Eraser) y un absoluto desconocimiento por otro (Tomorrow Modern Boxes) son los resabios que quedan de un posible mañana. 

Poco esperanzador, sí, en efecto, pero muchas veces el arte se basa en decir lo que se piensa y no en mostrar lo que queremos ver. Anti-energía energética para nuestro presente y futuro, un trabajo pulcro y (en este caso sí aplica) promisorio es lo que nos presenta Thom Yorke a nuestros oídos.

Les dejo un video de la presentación de Cymbal Rush, uno de los mejores temas que suenan en vivo, del disco The Eraser:


Atrapados por el futuro, "The Eraser" y "Tomorrow Modern Boxes": Los resabios del mañana PARTE II

Pasaremos a revisar entonces el primer disco solista de Thom Yorke "The Eraser" lanzado el año 2006 por XL Recordings, el cual posee la particularidad de tener mayormente composiciones y arreglos electrónicos, acompañados por guitarra y bajo. Algo similar al proceso que se iba gestando ya con Kid A, pero que aquí alcanza matices más radicales por el encaminamiento previamente mencionado.

Aunque no nos engañemos, pues si bien Thom Yorke solista no es Radiohead, tampoco vamos a encontrar algo exageradamente diferente (hay que pensar los años que lleva Thom Yorke en la banda, por lo que en cierta forma Thom debe tener siempre a Radiohead en la cabeza). En este caso en particular las diferencias entre la obra de Thom Yorke y Radiohead son más que nada los matices más que el contenido en sí: ¿Existen loops electrónicos en ambos proyectos? Sí, ya que la diferencia radica más bien en que elementos predominan sobre otros.

El primer tema que da el nombre al disco, se presenta con una base de piano rítmica y cadenciosa, que presta soporte para el resto de los arreglos, en su mayoría loops y prestaciones electrónicas. Es un tema con lírica y melodías profundas pero a la vez directas. Aquí no hay aspavientos ni pretensiones de hervir la cabeza a nadie (al menos para los que ya están habituados al sonido de Radiohead), simplemente uno debe dejarse arrastrar por los sonidos y la oleada de beats que nos propone este tema (arrastrarse es un símil con la imagen de la caratula, donde un personaje de chaqueta oscura pretende aparentemente detener el oleaje que inundará la ciudad, arrastrarse como un "dejarse llevar" por el agua o por el impulso).

Analyse a mi parecer es una delicia de tema, una batería danzante y constante domina la base rítmica, dejándose caer como el tiempo del que tanto invoca Yorke en sus letras ("And there's no time to analyse"), y el piano le presta un sonido peculiar al tema, como queriendo confrontar ese tiempo omnipresente pero que sin embargo termina enredándose en el mismo ritmo que trata de sofocar. Es un tema genial que prepara muy bien el resto del disco.

Existen temas llenos de oscuridad y opresión (Skip Divided, And it rained all night), otros con algo de luminosidad (Atoms For Peace), otros frenéticos (The Clock), incluso hasta con algo de groove y bluseros (Harrodown Hill, Black Swan). Mención aparte es Cymbal Rush que es lo más parecido al trabajo hecho por Radiohead, sin llegar a ser exactamente lo mismo que lo hecho por la banda.

En pocas palabras The Eraser es una predilección por el impulso, un dejarse llevar, un traslado pero en pasivo, pues es algo que empuja y remueve a la vez lo dejado atrás. Un borrador que arrastra y a la vez blanquea la superficie por donde discurre. 

Lo que veo en The Eraser es sin lugar a dudas un conjunto de desesperanzas y condiciones que la vida nos va legando, no quiere decir que la vida sea tragedia sino más bien que todo lo que hagamos y haremos tiene un reverso oscuro y fútil. Un absurdo que es transversal a toda condición humana, es por eso que The Eraser como propuesta estética apela a un futuro pero no en tanto el futuro lejano, sino más bien a la conciencia del presente que prevemos ocurrirá en el futuro, pues hoy, si bien tomamos conciencia, esa lucidez no alcanza a vislumbrarse con claridad...


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lunes, 10 de agosto de 2015

Atrapados por el futuro, "The Eraser" y "Tomorrow Modern Boxes": Los resabios del mañana PARTE I

La verdad hablar del proyecto solista de Thom Yorke me causaba cierto resquemor, más que nada porque yo me crié con la música de Radiohead en mi cabeza, lo que me llevaría a caer también en una cierta predilección por la obra solista de su vocalista.

Lo anterior en cierta forma provocaría que mi juicio estuviese "contaminado" por mi experiencia personal y altamente particular con las obras de Yorke, por lo que quizás no reflejaría una experiencia más general y "objetiva".

Ya habíamos hablado anteriormente como la comprensión de la música es más que nada "intersubjetividad", es decir, que existe en la medida que podemos co-construirla con el mundo. Tomando esa premisa, ¿Es posible llegar a un juicio objetivo en un objeto eminentemente (inter)subjetivo?

La complejidad de tal pregunta sugiere entonces que no es tan fácil discernir lo objetivo de lo subjetivo, eso me otorga algo de favor a la hora de analizar discos sea cual fuese la cercanía que tengo afectivamente con ellos. 

Por lo demás es difícil saber si mis gustos musicales, sean con la intensidad que sean, pervertirán el análisis de tal o cual obra, puesto que si hilamos fino la afectividad en el caso de la música (y en general en casi cualquier análisis) siempre puede usarse a favor de una crítica sugerente y valorable en términos intelectuales. El viejo tópico de que tan involucrado deben estar los sentimientos en mis juicios es quizás un tópico que, si bien aún es discutible y abordable, va en una discusión avanzada que ha dado giros interesantes. Recalco entonces que la objetividad en su estado puro, al menos en los términos que hemos ido hablando, es imposible.

Pues bien comencemos con analizar la obra The Eraser para luego hablar de Tomorrow Modern Boxes con las debidas comparaciones y evoluciones entre ambos. El disco Amok es en estricto rigor una obra en conjunto con la banda Atoms for Peace, por lo que fue dejada de lado para este análisis, es decir, veremos solo los discos de Yorke como solista (aunque sabemos que él trabajó cercanamente con Nigel Godrich, productor de Radiohead y miembro también de Atoms for Peace).


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jueves, 6 de agosto de 2015

“23”, de Blonde Redhead: Una artesanía musical

Por Felipe Ruiz

Uno de los vicios de la reciente música “indie” americana y europea ha sido su tendencia creciente al dramatismo. Es cierto que lo “indie” tiene por característica lo melancólico, las atmósferas sutiles y oscuras que provocan sensaciones de tristeza y sensibilidad. 

Pero lo cierto que es el mainstream ha aprovechado la exploración de estos ambientes para exagerar la nota. De tal modo, se hace patente que los coros dulzones, los ecos celestiales y gospell quasi religiosos apuntan a conformar temas de extremada operática (siendo que quizás eso es lo que se busca), en detrimento de los sonidos limpios y directos. De tal modo, bandas como Fleet Foxes o Arcade Fire potencian esta evidencia.

Quizás por lo mismo, el LP 23 del grupo americano japonés Blonde Redhead ponga un punto aparte. Sin dejar de ser indie, las melodías de este disco suenan frescas sin sacrificar un ápice del tono melancólico de los mejores grupos independientes. Casi en ausencia de bajos, las canciones que componen 23 (ninguna supera los cinco minutos) configurar una unidad temática que parece recordarnos que todo músico comienza tocando como si fuese un juego.

En efecto, así como lo cortés no quita lo valiente, lo lúdico no quita la melancolía. Pensando este disco, uno podría argumentar en favor de lo notorio que es cuando un grupo produce sus propios discos (como es el caso), y que la idea general de dicha producción es el deleitarse con la música. De ese modo, desde el potente vocal progress de Silently hasta el beat electrónico reemplazando el bajo en Publisher, la atmósfera general de este disco suena indie de pie a rabo sin perder el sentido no lineal de las capas de sonido, que suponen sintetizadores, claro, pero de un modo casi imperceptible en esta artesanía musical.

Para muchos, un disco de culto, no pretencioso, que supo decir lo suyo, para otros, quizás los más fanáticos de la banda, uno más entre la trilogía que forma junto a Misery is a Butterfly y Penny Sparkle. Una invitación a escucharlo, entonces, y quizás también a aquellos.

Nota: Este articulo fue escrito por un lector de mi blog (Mi hermano), lo encontré interesante y decidí subirlo sin ediciones.

Al igual que en los otros artículos cualquier comentario será bien recibido, siempre que se dé en los marcos propios de respeto.